sábado, 12 de enero de 2008

EL SILENCIO


El espacio y el silencio son necesarios para ir más allá de las limitaciones de la conciencia.
Víctor Manuel Guzmán Villena
M:.M:.
La realidad no nos dice nunca que hacer, ella no habla, nunca es imperativa; el universo habla de indicativo y presente; el juego de la vida no es otra cosa que la inteligencia tomando conciencia de sí mismo a través de una multitud de formas, y estas formas siempre semejantes a ella misma.
En el universo no hay el ahora y aquí todo es presente. El universo es y el resto no es más que comentarios; (el universo es uno, nada existe fuera de esa realidad única) hay que percibir desde el interior el universo porque el centro soy yo. Conocer es ser y para ello no hay otra vida que el silencio; es la condición suficiente y necesaria para que la intuición se manifieste, y el silencio no es la ausencia de palabras, es la cesación de toda identificació n con lo que sea, es fija su abstracción sobre la observación; este silencio esencial llamamos vigilancia interior, es el universo, es ser consciente en el cual el humano es el centro del universo.
El silencio no puede existir si no hay sonido, por lo que hay que hacer el ejercicio del silencio para llegar al sonido. El silencio tiene una particularidad, forzar al individuo a conversar consigo mismo, a mirar a si mismo y a conocerse a si mismo. Por tanto este misterio no se encuentra ni se descubre en el mundo, se encuentra y se aprende en el corazón de los hombres que lo buscan para mejorar su existencia. El silencio, aunque parezca raro decir, puede ayudar al ser humano a encontrar respuestas a su propio misterio.
Hay tres tipos de silencio:
- El silencio físico que consiste en no hablar y estrictamente no generar ruido.
- El silencio mental se reduce a no pensar.
- El silencio espiritual es llegar al silencio total para encontrar el campo de la manifestación suprema.
Los pasos para encontrar el silencio son: El silencio como ejercicio mismo; y la meditación.
El primer paso es: Silencio por el silencio; que radica en la fuerza de voluntad para ejecutarlo. Es aprender a controlar el manejo exacto de las palabras. Para lograr este silencio es necesario concentrar la atención en elementos mucho más sutiles casi imperceptibles que nunca está acostumbrado a escuchar como es el latir del corazón, el crujir de los pisos, la respiración.
El otro paso: Callar para escuchar; si estamos en la naturaleza magnimus y optamos por callar y suspender toda acción humana y demostramos un acto de humildad y de respeto aprendemos a escuchar los mensajes de la naturaleza a través del viento, el agua, los árboles y todo ello constituye un alimento a nuestro espíritu para sentir los mensajes puros sin prejuicios e intenciones.
El tercero es: La meditación; es un paso más allá del silencio en sí. Ya no es un alimento para el alma sino que constituye la esencia divina. La meditación nos permite realizar el silencio físico y el silencio mental, donde ya no es la voluntad sino que existe una fuerza más ajena que nos hace callar a nuestra mente. Es el momento en que tenemos que aceptar al pensamiento como un río, que fluye ideas hasta que llega un momento en que se calla y lograr que fluya solo energía.
La concentración de la energía y la atención en el asiento del alma, sin aprehensión, sin deseos, sin ansiedades, dejando que se haga es imprescindible. La vida que llevamos tiene poca soledad, pero la misma que está cargada de penas, conflictos, alegrías, pero se vuelven insensibles, ya que jamás estamos solos, ya que estamos atados al ayer, al recuerdo; y los llevamos con nosotros estas cargas que no nos permiten dejar atrás el pasado y solamente cuando afrontamos y resolvemos en el momento preciso llegamos a la soledad. Es importante llegar a la soledad y dar a este espacio importancia en la búsqueda de la virtud y la libertad.
Ninguna virtud puede funcionar sin este espacio vasto en sí mismo, nos es necesario el silencio ya que no podemos tener contacto con lo nuevo si no estamos solos, sin ninguna experiencia, influencia, es decir tenemos que estar vacíos, -la vasija tiene que estar vacia para llenarlo-, y solo su espíritu silencioso tiene la posibilidad de ser claro. La única meta es generar un estado de espíritu capaz de dominar el pensamiento y si nosotros no establecemos verdaderos fundamentos contra el miedo, dolor, ansiedad no podremos salir y tener un espíritu libre de tortura.
El espacio y el silencio son necesarios para ir más allá de las limitaciones de la conciencia. La pregunta es ¿Cómo un espíritu activo puede estar en calma? Nosotros podemos moldearlo, perseguir un ideal que consiste en tener un espíritu calmado, pero no tiene ningún efecto si actuamos con rigor ya que se estanca. Ejercer un control en cualquier forma es represión, es decir se ejerce un conflicto, y la mayor parte de nuestras vidas son disciplinadas por las presiones exteriores de la sociedad, de la familia, de nuestros sufrimientos, de nuestras experiencias, nuestro conformismo a una ideología y a su estructura. Estas disciplinas son mortales, por lo cual debemos evitarlos a través de eliminar las represiones, temores.
Nuevamente nos preguntamos y ¿Cómo hacerlo? No se trata de disciplinarlo y luego adquirir la libertad. La libertad hay que adquirirlo al principio y no al final. Comprenderlo es liberarse del conformismo en materia de disciplina . El acto mismo de aprender es disciplina, es decir se convierte en claridad para comprender la naturaleza de las cosas y toda su estructura.
El silencio permite el encuentro consigo mismo, es un paso a otro nivel del sonido más armónico, por lo cual el silencio no puede ser descrito, ya que todo aquello que se puede describir es conocido, y uno no puede librarse de lo conocido sino sólo muriendo todos los días, para que las células del cerebro estén siempre frescas e inocentes, Pero esta cualidad no es de la belleza del silencio, este silencio es un pequeño comienzo como si uno pasara de un pequeño hueco hacia la inmensidad del océano y no podemos comprenderlo verbalmente sino hemos comprendido la estructura de la conciencia.
NOTA: Estas cartas tienen un objetivo: Que sirvan de reflexión para un cambio de actitud en la búsqueda del conocimiento partiendo desde el libre albedrío y la tolerancia, para de esta manera contribuir a la construcción de nuestro templo interno; libre de dogmatismos, fanatismos, que nos atrapan en una esclavitud mental y espiritual, que a través de muchos mecanismos de persuasión impiden que la humanidad sea libres e imposibilitan el acceso al verdadero conocimiento. Mi interés es que estos pequeños ensayos se divulguen y lleguen al mayor número de lectores, por lo tanto puedes reenviar libremente este artículo indicando la fuente.

EL PODER DE LOS ARGANGELES


Tiene poder sobre las estrellas, y sobre las constelaciones y planetas que a su vez nos influyen. Se encarga de mantener el orden y de evitar el caos de la pequeña parte del universo que nos corresponde.




Nuestros Ángeles Custodios están a las órdenes de los Arcángeles, y muchas veces su capacidad resolutiva depende de lo que digan sus jefes.
No hay que olvidar que cada uno de los 72 Ángeles Custodios operan principalmente sobre el quintil del signo astrológico que ocupan. Este quintil, por si alguien no no se había dado cuenta, corresponde aproximadamente a cada cinco días del signo en cuestión.
Cada quintil, y por ende cada Ángel Custodio, responden en grupos de 18 a una de las letras sagradas de IHVH (Jehová), y en cada una de estas letras hay un Arcángel que se encarga de mandar sobre otros Arcángeles y sobre nuestros Ángeles Custodios.

ARCÁNGEL METATRÓN

Custodio del Móvil Primario, representante de Dios en la Tierra, reflejo de Jehová ante nuestros ojos y capacidad de concepción.
Jerarca de todos los Ángeles y Arcángeles, y directamente de la Orden Angelical de los Ha-Qadesh.
Tiene influencia y poder sobre todas las cosas y todos los seres del universo conocido.

RATZIEL ARCÁNGEL

Custodio del Zodíaco.
Jerarca de la Orden de los Auphanin (Ofanines o Tronos).
Tiene poder sobre las estrellas, y sobre las constelaciones y planetas que a su vez nos influyen. Se encarga de mantener el orden y de evitar el caos de la pequeña parte del universo que nos corresponde. Y determina el destino de todos y cada uno de los humanos, así como de todas y cada una de las cosas que afectan directa o indirectamente al hombre

TZAPHQUIEL ARCÁNGEL Custodio de Saturno.
Jerarca de la Orden de los Aralim.
Tiene poder sobre el sistema planetario en general, y sobre las personas de Capricornio y Acuario directamente. Mantiene el equilibrio entre espíritu, mente y materia. Vigila las jerarquías humanas y la evolución física, mental y espiritual de todos y cada uno de los hombres. A él debemos la fuerza de la gravedad, la existencia de las plantas y el sentido del tiempo. Los primeros hombres creyeron que era Dios en persona.

TZADQUIEL ARCÁNGEL
Custodio de Júpiter.
Jerarca de la Orden de los Chasmalin (Dominaciones).
Tiene poder sobre los planetas menores. Mantiene el equilibrio de las fuerzas en la naturaleza de los demás planetas. Es el Señor de los Elementos, de la lluvia y el trueno, del volcán y el fuego, del viento y las mareas, de los temblores y el movimiento de los continentes. A él debemos las primeras formas de vida animal sobre la Tierra. Cuando los seres humanos descubrieron el fuego y empezaron a organizarse cultural y socialmente, dejaron de creer en Tzaphquiel y erigieron a Tzadquiel como el nuevo Dios de los hombres. Influye directamente sobre los nativos de Sagitario y de Piscis.

KHAMAEL ARCÁNGEL
Custodio de Marte.
Jerarca de los Serafines.
Tiene poder sobre la historia de los hombres, y desde tiempos remotos se le ha considerado el dios de l aguerra. Destruyó las primeras formas humanas defectuosas, pero instauró otros animales superiores. Cuando los Elohim trajeron las nuevas formas humanas, las que viven hasta nuestros días, Khamael regaló el Arte a los hombres. Influye directamente sobre los nativos de Aries y de Escorpio.

MIGUEL ARCÁNGEL
Custodio del Sol.
Jerarca de la Orden de los Malachim (Virtudes).
Tiene poder sobre el desarrollo y el orden de todos los seres vivos que han poblado la tierra. A él debemos la depuración de la Tierra tras los primeros cataclismos, y la siembra de la diversidad de las especies, así como las primeras organizaciones humanas y el desarrollo de las mismas hasta nuestros días. Las primeras grandes civilizaciones lo señalaron como el Dios Sol, dándole toda clase de atributos y nombres. Influye directamente sobre el signo de Leo.

HANIEL ARCÁNGEL
Custodio de Venus.
Jerarca de la Orden de los Elohim.
Tiene poder sobre el orden social de los seres humanos, y sobre el equilibrio entre los seres humanos y las especies inferiores. A él le debemos los sentimentos, las emociones y la devoción, así como el nacimiento de la humanidad como la conocemos ahora, ya que su orden fue la encargada de sembrar la nueva semilla divina en la faz de la Tierra, representada por Adán y Eva, pero que en realidad atañe a todas las razas y pueblos que habitan la Tierra desde que el hombre primitivo se convirtió en verdadero hombre. Hasta los Kayapó del Amazonas se refieren a Haniel y los Elohim en sus leyendas, cuando hablan de los seres celestiales que abrieron el Cielo para que ellos bajaran a habitar la Tierra. Influye directamente sobre los signos de Tauro y Libra.

RAFAEL ARCÁNGEL

Custodio de Mercurio.
Jerarca de la Orden de los Beni Elohim (Hijos de los Elohim).
Tiene poder sobre la inteligencia de todos los seres vivos. Siempre ha estado muy ligado a los hombres, tanto, que los ángeles de su orden sembraron su propia semilla en las mujeres humanas, dándole un gran impulso al desarrollo evolutivo (físico, mental y espiritual) a la humanidad entera. Prácticamente todos los conocimientos, ciencias y técnicas básicas de los hombres se las debemos a él, como la rueda, el lenguaje escrito, la herboristería, etc. Tanto lél como los Beni Elohim continúan ayudando todos los días a los seres humanos. Influye directamente sobre los signos de Géminis y Virgo, los comunicativos y serviciales niños del Zodíaco. Por supuesto, también en esta faceta es el arcángel de la medicina.

GABRIEL ARCÁNGEL
Custodio de la Luna.
Jerarca de la Orden de los Querubines.
Tiene poder sobre todo el conocimiento humano, y sobre los valores que observa la humanidad, los mismos que los hombres están inculcando a sus mascotas desde hace miles de años. Esto se debe a que, según las leyendas, los seres humanos de hoy fuimos mascotas de los Querubines y del Arcángel Gabriel cuando la Luna era un lugar habitable, y mientras otros arcángeles depuraban y preparaban la Tierra para que pudiéramos vivir en ella. Quizá también por eso, Gabriel Arcángel es el ser celestial que más intercede por los hombres ante Dios. Influye directamente sobre el signo zodiacal de Cáncer.
A todos ellos, ocupen la posición que ocupen, podemos acceder con una simple oración, con un simple rezo, ya que todos ellos, junto con sus órdenes angelicales y muchos otros ángeles y arcángeles, siempre están dispuestos a ayudar a sus hermanos menores: nosotros, los seres humanos de ayer, de hoy y de siempre.